¡Qué onda, mis sobrinos abarroteros! ¿Tienen productos que ya parecen parte del mobiliario de la tienda? Esos que nomás están ahí parados, juntando polvo como si fueran parte del decorado de “Chespirito”… ¡pues ya está bueno! Hoy les voy a echar la mano con unos tips bien chulos para decirle ¡ADIÓS al stock muerto! como si fuera el botija escapando de la chimoltrufia.
¿Qué es el stock muerto y por qué deberías preocuparte?
El famosísimo “stock muerto”, mi gente, son esos productos que ya no jalan ni pa’trás ni pa’delante. Son como ese primo que nomás está en la casa sin hacer nada: no ayudan, pero sí estorban.
Te quitan espacio pa’ cosas que sí se venden.
No dejan que metas nuevos productos que están de moda.
Si se caducan, ya bailó Berta.
Y la neta, se ve feo, como escaparate de tienda fantasma.
¿Cómo identificarlos?
Fácil, chamacos:
Si están empolvados, ya son parte del museo.
Si tienen etiquetas que parecen de los 90’s, pénsalo.
Si llevan más de dos meses sin moverse… ya se estancaron como Don Ramón con la renta.
Nadie los voltea a ver ni cuando das cambio.
Haz una checadita cada semana como quien revisa el refri pa’ que no se echen a perder los frijoles.
Haz un espacio que digas: “¡Lo que se va, se va!” o “El rincón de las gangas”.
Ahí caen los clientes curiosos como moscas a la miel.
Cross merchandising pa' que se antoje
Pon lo que no se vende con lo que sí:
Jabón de trastes al lado de las esponjas.
Sopa instantánea cerquita del chile en polvo.
Dales nueva vida, como el chapulín colorado rescatando la situación
A veces nomás necesitan un cariñito:
Limpia el empaque (no seas flojo).
Cámbialos de lugar, que se sientan en una nueva etapa de vida.
Ponlos en canastitas bonitas con letreritos: “¡Chulada de precio!”
Evita que vuelva a pasar, como dice el Chavo: "Fue sin querer queriendo..."
Controla tu inventario
Usa una libretita o una app sencillita.
Anota lo que se vende como pan caliente y lo que no.
Compra con cabeza
No compres por impulso, no somos Paris Hilton.
Prueba con poco y ve si jala antes de encargar el costal.
Pregúntale a tu clientela
“¡Oiga, doña Chonita! ¿Qué le gustaría ver por aquí?”
Observa qué agarran y qué nomás ven de reojo.
Consejo de sabiduría chetosa
“Mira, mi sobrino, el espacio en la tienda vale como oro molido. No lo desperdicies en productos que nomás están de adorno. Mueve, remata, reinventa, pero nunca dejes que se estanquen como el Kiko sin su pelota.”
Dale aire a tu tiendita, como se oxigena el alma con unos tacos bien servidos
Tu tienda tiene que moverse, mi gente. Nada de estantes estáticos. Hay que estar vivos, atentos y bien pilas. No le temas al descuento ni a reinventarte.
Sigue estos consejitos de tu tío Don Cheto y verás cómo tu tiendita se convierte en el lugar favorito de la colonia. ¡Y como decía Cantinflas: Ahí está el detalle!